Hay una canción que la escuchaba mi mamá pero que a mí me encanta y siempre se la canto a mi esposo porque es divertida. A ver si les suena...
Juntos, un día entre dos, parece mucho más que un día
Juntos, amor para dos, amor en buena compañía
Si tú eres así, que suerte que ahora estés junto a a mi.
Juntos, café para dos, fumando un cigarrillo a medias
Juntos, cualquier situación de broma entre las cosas serias.
El mundo entre dos, diciendo a los problemas adiós.
Los que la recuerden entonces deben tener más o menos mi edad, ¡jajajajaja! Si se fijan en la letra es la descripción de una vida en pareja, donde las cosas se comparten a medias y existe un ritmo entre ambos. Cuando me refiero al ritmo, lo pienso como una danza... uno sale del baño, el otro sirve café; él se viste mientras ella esquivando su brazo busca mirarse al espejo. Eso es un ritmo, un balance que hay en el día a día de la pareja.
Cuando llega el primer hijo, ese balance y ritmo cambia. Al principio, no es ni ritmo ni balance, es una clase de zumba con un instructor que no conoce el cansancio ni el reloj (ya sabemos quien es el pequeño exigente instructor). Cuando el pequeño ya empieza a tener un horario de costumbres, entonces volvemos un poco a la regularidad que conocíamos pero nunca será como antes.
El cambio, lo amamos porque lo trajo un pequeño ser que nos alegra la existencia, pero el nuevo ritmo puede requerir de más esfuerzos por parte de la pareja para sentirse como en la canción.
No pretendo darles consejos sobre la vida sexual, porque para eso están los expertos, y de eso no se trata mi escrito. Se trata de las oportunidades para tomar un café para dos.
Hace poco, fui de viaje con mi esposo porque un amigo se casaba en el extranjero. Entiendan, que no suelo viajar sin mi hija... eso no es lo normal de nosotros. Tenemos una sola entonces creo que el apego es un poco exagerado de nuestra parte. El primer día, obviamente el trajín del viaje, maletas, taxi, reservas, etc. llegamos más cansados que otra cosa. Al día siguiente, desayunamos sin la corredera porque a "alguien" la va a dejar el busito. Y, entonces...el café supo a gloria...tal vez con un tin de culpabilidad pero ¿sabes qué? Ese no era el momento. Era el momento de disfrutar del café y la compañía.
Si, si, si...ya van algunos a pensar que lo importante es poder tener relaciones sin el susto de que nadie entre a la habitación. Pero, les repito, de esto no se trata.
Durante el viaje, tuve la oportunidad de tomar café, comer, tomar un cóctel sin estrés del día a día. Y puede encontrar, aunque por un poco periodo el ritmo de pareja. En el carro juntos conversando y riendo. En la cena, tal vez las preguntas más profundas... Porque esos son los momentos para realmente hablar. Levanten la mano los que pueden conversar sin ser interrumpidos o sin decir, "los adultos están hablando", asumo que hay pocas manos.
Dado que había tiempo para conversar, aproveché para las pláticas emotivas y personales, de esas que te hacen sentir bien de que las tuviste. ¿Qué nos depara el futuro? ¿Estas contento en el trabajo? ¿Cómo ves a los niños, crees que lo hacemos bien? ¿Compramos esa casa que tanto queremos aunque la pasemos duro un tiempo? ¿Tenemos otro? Esas son las conversaciones que pocas veces tenemos o algunos sí las tenemos pero intermitentes y resumidas, como me pasa a mi muchas veces.
De estos momentos en pareja se rescatan nortes o se proponen nuevos, se rectifican cosas, se tocan los temas delicados y escabrosos, se usan dar una disculpa que nunca se dio...en fin, son para compenetrarnos más a nivel emocional y humano.
Obviamente, no hay que irse de viaje y allí es donde está el grado de dificultad. Buscar momentos de paz en pareja no es fácil... ¿pero que tal implementar una cena al mes? Una ida al cine para ver una película que no abra con el logo de Disney. Un café a media tarde del sábado cuando los niños están con la abuela. Yo digo que para el sexo, siempre se encuentra momento... pero para encontrar esos lapsos donde el café sabe a gloria y alimenta el alma de la pareja, para esos hay que hacerles el tiempo.
Espero este escrito sirva para recordárnoslo a todos.
un abrazo, xoxo