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El camino púrpura

May 13, 2016 Janett Diaz

¿Recuerdan la historia del Mago De Oz? En la película, el camino amarillo llevó Dorothy y a sus amigos a encontrar dentro de ellos cualidades que pensaban que no tenían. Encontraron coraje, ingenio y sensibilidad.

A algunos de nosotros, la vida nos lleva por caminos de otros colores. En mi caso, es púrpura. 

En el mes de mayo se celebra la concienciación de las enfermedades reumatológicas con una cinta morada o púrpura. Estas enfermedades incluyen:  artritis, lupus, esclerosis, artrosis, fibrosis sistémicas, entre muchas otras incluyendo a la reciente agregada, la fibromialgia.

Esta última es la que me trazó una bifurcación en el camino y me ha llevado, al igual que a Dorothy, por una senda que no conocía. Y a seis años de haber encontrado lo que me afectaba, también puedo decir que encontré dentro de mi cosas que no conocía.

Sufrir de dolor y fatiga crónicamente cambia mucho tu vida. Al principio, no entiendes cómo tu cuerpo no responde a lo que quieres que haga. "Vamos, vamos, levántate" era lo más común que me repetía a mi misma cuando me agachaba. Recuerdo particularmente, en un cumpleaños al que invitaron a mi hija, estar agachada con ella viendo algo teniéndola cargada y sólo sentir como si mis rodillas fueran dos palos secos bajo presión a punto de quebrarse. Sentía que crujían débiles y temblorosas... no pedí ayuda (eran esos tiempo donde no me lo permitía) y me levanté con mi niña en brazos, para luego sentarme desmoralizada.

¿Cómo quedé atrapada en este cuerpo débil y disfuncional? Esta no soy yo, este no es mi cuerpo. Llegó al punto que cepillarme los dientes era tan doloroso y tan fatigante que tenía que sentarme quieta un rato después de hacerlo. Como madre de una niña pequeña me sentía culpable y fracasada de no poder correr más, gatear más o jugar más.

El tiempo pasaba y ella empezó a preguntar...¿por qué estás cansada? o exclamaba "párate, ¡vamos!". Y como el León del Mago de Oz, tuve que buscar mi coraje para seguir el camino.

¿Por qué decidí contarles sobre esto? Porque creo que nosotras las madres nos dejamos llevar por la errónea imagen de la mujer moderna; esa que no siente cansancio, no pide ayuda y todo lo tiene bajo control. Es por eso que nos atacan la culpabilidad y las dudas cuando perdemos el control de algo. En mi caso fue una condición médica....para otras puede ser un divorcio, un despido, un negocio fallido o estar lejos de su patria.

Si esto resuena en ti hoy, quiero decirte que tu también, como Dorothy, deberás emprender el camino hacia lo desconocido. Sólo necesitas encontrar tu valor, ingenio, corazón y gente buena que te acompañe en el camino...los zapatos escarchados estarán de más.

un abrazo,

xoxo

 

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Cafés para dos: la pareja y los hijos

April 27, 2016 Janett Diaz

Hay una canción que la escuchaba mi mamá pero que a mí me encanta y siempre se la canto a mi esposo porque es divertida. A ver si les suena...

Juntos, un día entre dos, parece mucho más que un día
Juntos, amor para dos, amor en buena compañía
Si tú eres así, que suerte que ahora estés junto a a mi. 
Juntos, café para dos, fumando un cigarrillo a medias
Juntos, cualquier situación de broma entre las cosas serias. 
El mundo entre dos, diciendo a los problemas adiós. 

Los que la recuerden entonces deben tener más o menos mi edad, ¡jajajajaja! Si se fijan en la letra es la descripción de una vida en pareja, donde las cosas se comparten a medias y existe un ritmo entre ambos. Cuando me refiero al ritmo, lo pienso como una danza... uno sale del baño, el otro sirve café; él se viste mientras ella esquivando su brazo busca mirarse al espejo. Eso es un ritmo, un balance que hay en el día a día de la pareja.

Cuando llega el primer hijo, ese balance y ritmo cambia. Al principio, no es ni ritmo ni balance, es una clase de zumba con un instructor que no conoce el cansancio ni el reloj (ya sabemos quien es el pequeño exigente instructor). Cuando el pequeño ya empieza a tener un horario de costumbres, entonces volvemos un poco a la regularidad que conocíamos pero nunca será como antes.

El cambio, lo amamos porque lo trajo un pequeño ser que nos alegra la existencia, pero el nuevo ritmo puede requerir de más esfuerzos por parte de la pareja para sentirse como en la canción.

No pretendo darles consejos sobre la vida sexual, porque para eso están los expertos, y de eso no se trata mi escrito. Se trata de las oportunidades para tomar un café para dos.

Hace poco, fui de viaje con mi esposo porque un amigo se casaba en el extranjero. Entiendan, que no suelo viajar sin mi hija... eso no es lo normal de nosotros. Tenemos una sola entonces creo que el apego es un poco exagerado de nuestra parte. El primer día, obviamente el trajín del viaje, maletas, taxi, reservas, etc. llegamos más cansados que otra cosa. Al día siguiente, desayunamos sin la corredera porque a "alguien" la va a dejar el busito. Y, entonces...el café supo a gloria...tal vez con un tin de culpabilidad pero ¿sabes qué? Ese no era el momento. Era el momento de disfrutar del café y la compañía.

Si, si, si...ya van algunos a pensar que lo importante es poder tener relaciones sin el susto de que nadie entre a la habitación. Pero, les repito, de esto no se trata. 

Durante el viaje, tuve la oportunidad de tomar café, comer, tomar un cóctel sin estrés del día a día. Y puede encontrar, aunque por un poco periodo el ritmo de pareja. En el carro juntos conversando y riendo. En la cena, tal vez las preguntas más profundas... Porque esos son los momentos para realmente hablar. Levanten la mano los que pueden conversar sin ser interrumpidos o sin decir, "los adultos están hablando", asumo que hay pocas manos.

Dado que había tiempo para conversar, aproveché para las pláticas emotivas y personales, de esas que te hacen sentir bien de que las tuviste. ¿Qué nos depara el futuro? ¿Estas contento en el trabajo? ¿Cómo ves a los niños, crees que lo hacemos bien? ¿Compramos esa casa que tanto queremos aunque la pasemos duro un tiempo? ¿Tenemos otro? Esas son las conversaciones que pocas veces tenemos o algunos sí las tenemos pero intermitentes y resumidas, como me pasa a mi muchas veces.

De estos momentos en pareja se rescatan nortes o se proponen nuevos, se rectifican cosas, se tocan los temas delicados y escabrosos, se usan dar una disculpa que nunca se dio...en fin, son para compenetrarnos más a nivel emocional y humano.

Obviamente, no hay que irse de viaje y allí es donde está el grado de dificultad. Buscar momentos de paz en pareja no es fácil... ¿pero que tal implementar una cena al mes? Una ida al cine para ver una película que no abra con el logo de Disney. Un café a media tarde del sábado cuando los niños están con la abuela. Yo digo que para el sexo, siempre se encuentra momento... pero para encontrar esos lapsos donde el café sabe a gloria y alimenta el alma de la pareja, para esos hay que hacerles el tiempo.

Espero este escrito sirva para recordárnoslo a todos.

un abrazo, xoxo

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Mami, ya no quiero ir a ballet

April 20, 2016 Janett Diaz

"Mamá ya no quiero ir a ballet" dijo mi hija de 5 años muy decidida y confiada. Admito que un pedazo de mi corazón se rompió (hasta lo pude oír). Mis sueños de hermosa primma ballerina se fueron por el drenaje. Ya sé como suena, esta loca vivía a través de su hija... y puede que una pequeña parte de mi si quiere verla bajo las luces del escenario bailando de puntitas. Pero la gran mayoría de mi sabe que no se le puede obligar a nadie a nada.

Pero antes de decir "OK" quise saber qué causó este repentino rechazo a una actividad que le ha brindado tanto a ella. Cosas que ella tal vez por su corta edad no valora, pero yo que estoy afuera puedo verlas.  

Mi hija empezó ballet hace 3 años, es decir a los 2 añitos de edad. La mega timidez que tenía la vi disolverse en el escenario, y aunque bailó pésimo, no lloró ni quedó de hielo. Ya eso valía todo. Segunda y tercera presentación pude ver cómo había crecido la confianza y disminuido la timidez. Además de todo eso que alimentó su carácter, también la vi disfrutar con sus amiguitas... reír, cantar y actuar como pequeñas hadas con alas incluidas. Por eso me dejó fría cuando exclamó tan asertiva que no regresaba.

Al principio dije, "esta bien" y esa semana no la mandé a clases. Pero mi esposo insistió en que investigara más porque la razón para dejarlo debía ser de peso. No sospechaba de las cosas horribles que le vienen a la mente a la madre moderna: bullying, sentirse inferior en habilidad o una compañera con dientes traviesos.  No quería ser la madre consentidora que cede de una vez...cosa que nos pasa mucho por no lidiar con el incesante "nooo quiero", el refunfuño, las malas caras y demás torturas a las que somos sometidas las madres cuando un hijo no quiere hacer algo. Y créanme, casi caigo. La pataleta por las mallas fue la gota que derramó mi copón (porque eso del vaso ya no me resuelve). 

La forma en la que preguntas también tiene su técnica, eso de "pero dime por qué" no me llevaba a ningún lado porque la respuesta era: porque no. Así que cambié el método... y preguntaba cómo le iba a fulana y sultana. Allí respondió que ya no estaban en clases. Pista #1 no están sus amigas. Pregunté si la teacher nueva era agradable: dijo que si pero que las clases eran iguales todos los días. Pista #2 está aburrida. Y luego, por el gran premio, ¿y si te cambio de escuelita a ver que tal? y dijo si. Pista #3 no es ballet es la clase en si. 

Si ya había llegado hasta allí por qué no subir el nivel. Así que llamé a la escuelita y expliqué lo que pasaba. Me comentó la dueña que para las próximas clases habrían más niñas y que eso haría la clase más dinámica. Así que le pedí a mi peque, darle otra oportunidad. Por suerte acepto. Y, ¿que tal? fuimos a una clase más donde conoció niñas nuevas y nuevamente se divirtió.

Con esta nueva experiencia aprendí que debo tener paciencia, saber preguntar, saber escuchar, y sobretodo, no ceder a la primera (cosa que se es difícil cuando eres mamá de 1). En cuanto a ella, espero haberle enseñado a darle una segunda oportunidad a las cosas que merecen la pena.

Si te encuentras en una situación similar o temes que pasarás pronto por ella. Aquí te dejo unos puntos a considerar que me encontré en el Huffington Post cuando busca buscaba iluminación en cuanto a cómo atacar este tema.

 

  • Cuando su niño se le acerca anunciando que quiere dejar de hacer un deporte o hobbie, trate de ser empático. El proceso empático permite a los niños hablar con sus padres acerca de sus sentimientos, mientras que los padres escuchan activamente y sin interrumpir con reproches. Luego de escuchar, los padres tienen la oportunidad de hablar. En última instancia, los padres y los niños hablan juntos resolver el problema, mediante la participación de todos para encontrar la solución. Esta experiencia sin reproches, crea un espacio seguro en el que padres e hijos pueden retomar la conversación cuando sea necesario. Durante este proceso, se puede aprender más acerca de por qué su hijo quiere dejar de participar.
  • Algunos de los motivos para dejar un deporte puede derivar de experiencias sociales en vez de emocionales. Si se trata de no llevarse bien con un compañero de equipo, o se siente avergonzado por algo que hizo mal en un momento ... la participación de los padres a menudo puede remediar el problema. Si realmente ama el deporte y sólo está pasando por un mal momento temporal, abandonarlo puede no ser la mejor opción. Si el caso es que lo quiere dejar por razones que no pueden ser remediadas por la participación  y consejo de los padres - ya sea porque ya no disfruta del deporte, porque se encuentra con el horario demasiado agitado o interfiere con la escuela o porque prefiere uno más que otro que esté practicando - permítale dejarlo. Los deportes son juegos que se jugarán, no soportado.
  • Apoyar las decisiones de su hijo, es estar allí para él. Hágale saber que cualquiera que sea la actividad que elija a seguir para encontrar su talento, usted estará allí, animándole.  *Por Dra. Gail Gross*

 

un abrazo, xoxo

 

 

 

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LA RISA REMEDIO INFALIBLE: la importancia del buen humor en la familia

April 6, 2016 Janett Diaz

Una de las cosas que más recuerdo de mi papá era su gusto por la lectura. En la cabecera de su cama siempre habían libros y en la mesita de noche revistas. En particular, recuerdo las mini revistas llamadas “Selecciones” (a que alguno las a leído o visto). Son de temas variados e interesantes.  Cuando él terminaba con ellas, yo me las llevaba para también leerlas.

Hay una sección fija de esas la Selecciones que se llama “La Risa, remedio infalible”, ¡y cómo me gustaba!. Chistes de los más tontos pero siempre con algo de verdad detrás. Situaciones cotidianas a las cuales todos se pueden relacionar: unas alegres para sonreír y también de esas que es mejor reír para no llorar.

Muchas veces pienso que el título de esa sección bien puede ser un lema de vida. No hay mejor bálsamo para el alma y para el día a día que aprender a reír. Ya sé lo que piensan, ¿por qué aprender, si todos saben reír? Pues, a todos les gusta un buen chiste, pero hay momentos en tu vida donde es más complicado reír…pero se puede aprender.

Estuve leyendo un artículo que hablaba de la importancia del humor en las relaciones familiares y por qué enseñar a los niños a disfrutar de la vida con humor. Ojo, no el humor ese de ja-ja payaso bromista o burlas, más bien ese humor que te permite reírte de ti mismo, que te sale de adentro y que da energías cuando no se tienen.

Obviamente hay un componente de personalidad, no todos somos alegres, pero ese no es el cristal a través del que debemos mirar este tema.  Como dice el artículo, "es enseñar a reaccionar con positivismo ante las situaciones.” Y eso es lo que nos brinda el reírnos, nos llena de positivismo. A ver, ¿cómo te sientes después de una peli de comedia? o ¿Cómo te sientes después de una reunión de amigos donde recordaron todas las bromas y desavenencias escolares? Seguramente te sientes bien, positivo y hasta alegre. 

Mi familia es muy muy chistosa, nos gusta reír incluso cuando no la estamos pasando muy bien. Los mejores recuerdos de mi infancia son cuando algo gracioso (bueno o malo) pasó y creo firmemente que es una cualidad que quiero transmitirle a mi hija.

Mi esposo y yo sufrimos de dolor crónico lo cual puede ser deprimente, pero nunca hemos perdido esa chispa de alegría. Y en muchos momentos, esa es la chispa que nos ha mantenido unidos, fuertes y ‘echando pa lante’. Ese es el “remedio infalible” que quiero transmitirle a mi hija. A veces, los adultos olvidamos la perspectiva de las cosas...dejamos que lo negativo, el estrés y las preocupaciones se filtren a nuestro humor creando un estado de ánimo permanentemente infeliz o irritable. Esto se puede convertir en un patrón, que sin querer, les estamos enseñando y que ellos pueden terminar imitando.

Qué el niño daño sus zapatos, que hoy tu cabello es un desastre, que saliste a una cena y te derramaste el vino encima…esas son las cosas pueden desequilibrar tu estado de ánimo pero si aplicas unas gotitas de humor (y dices qué car*jo)  ya no se ven tan grandes y regresan a la proporción debida. "Y esto no significa “tomar a risa” cuestiones que haya que señalarles a los chicos en función de su educación, o reírse de cualquier cosa sin razón, sino tratar de darle a las cosas su verdadera dimensión, sin caer en dramatismos inútiles.”, dice el artículo.

Ciertamente, todos los niños (la mía muy incluida) pasan por una etapa donde todo es una gran tragedia. Este no es el traje que me quiero poner, por qué me serviste pollo, no quiero bañarme...la lista es interminable de las situaciones que a las que ellos reaccionan con enojo desproporcionado. Pero si logramos reírnos un poquito, no sólo conseguimos "desactivar la bomba", también les dejamos saber que han exagerado un poco. Ejemplo, ¿no se quiere bañar?, siempre le digo "uy te saldrán escamitas de pez por aquí...." y le hago una cosquilla. Y con una carcajada se desvaneció el gran problema.

Estudios han demostrado que "las relaciones entre padres e hijos que permiten y dedican tiempo a las diversiones, el buen humor y la risa son más sanas, menos tensas y más cordiales además de crear vínculos de relación más estrechos y duraderos."

¿Ya ven? Un poquito de humor sirve de mucho. Recuerden: fruncir el ceño es fácil, pero cómo arruga...prefiero líneas de expresión pero de reírme. 

un abrazo - xoxo

 

Referencia: http://www.solohijos.com/
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